Márgara Sáenz, poeta célebre y ficticia, tiene su biografía en una novela.
Marcelo Báez da cuerpo y voz a la ecuatoriana Márgara Amarilis Sáenz Alcedo, la autora del poema ‘Otra vez Amarilis’ que tanto revuelo causó al publicarse en la antología ‘Poemas de amor erótico’, en los 70’.
Ella fue gestada por los poetas peruanos Mirko Lauer, Abelardo Oquendo y Antonio Cisneros; pero el tiempo y los lectores terminaron dotándole de vida, convirtiéndola en un mito.
Báez, en su novela ‘Nunca más Amarilis’ (publicada por Libresa y Premio Miguel Donoso Pareja), habla del trayecto literario de Sáenz como leyenda viva, hace que los versos se moldeen con barro, logra que la historia ficticia sea real, para que se convierta en nuestra propia historia.
Has abordado a Lezama Lima, ahora a Sáenz, ¿por qué ir tras las pistas de poetas reales o ficticios?
Son pesquisas textuales que implican actividades detectivescas. Hay escritores que crean desde acciones muy precisas, hay otros que crean desde textos, y desde allí aparecen las acciones. Esta novela, tesis, ensayo, no sé ni cómo llamarla, apuesta a una recuperación de una poeta sin biografía, con un poema como vestigio único.
Había que dar una respuesta real a la invención…
Más que una respuesta, creo que Amarilis es parte de las interrogantes que se plantean en un mundo híper, meta e intertextual.
¿Cuándo y cómo conoces a Sáenz?
Por fotocopias, en los 80’, talleres literarios del Banco Central. Circulaban las fotocopias del poema. En esa época a nadie se le habría ocurrido dar cuerpo y voz a una escritora que se fue convirtiendo en un mito literario y después digital una vez que aparece en la Web. Mi texto quiere hablar sobre el trayecto de un personaje literario que se convierte en un personaje virtual. Hay una serie de historias que se tejen sobre el mito una vez que los internautas han armado su propio personaje.
¿Cómo entender a personajes como Marcelo Chiriboga o Amarilis: desconocimiento o como ausencia?
Había una voluntad inconciente de ningunear a la literatura ecuatoriana desde el punto de vista del mercado editorial y del canon. La broma de José Donoso y Carlos Fuentes teje al escritor ecuatoriano que le faltó al boom. Curiosamente, las bromas que nos invisibilizan terminan visibilizándonos. De ello salen experimentos riquísimos como el de Diego Cornejo con ‘Las segundas criaturas’.
Y tu experimento…
Yo, realmente, hago un collage híper, meta e intertextual, mientras que Diego apuesta a las acciones, a la pura narratividad.
¿Qué hay en común en ambas?
La pregunta que dejo rondando con Amarilis es clara: ¿Hasta cuándo dejaremos de ser invisibles? Siento que, de alguna manera, Diego se plantea lo mismo.
Inicios del siglo XXI, Cecilia Ansaldo Briones habla de las jóvenes promesas. Entre ellas apareces tú. Hoy, ¿ya son visibles esas promesas?
Me siento parte de un grupo de escritores que surgió a mediados de los 90’ en Guayaquil. Están Leonardo Valencia o Solange Rodríguez, entre otros, que aparecieron en ese artículo de Cecilia Ansaldo, y ellos son nombres visibles. Pero, siendo honestos, no puedo responder de manera amplia. Sé que escribo dentro de un grupo, que pertenezco a él, y ya el determinar si se es visible o no le corresponde a las críticas en torno a nuestro trabajo. (DVD)
Perfil
° Escritor ecuatoriano (Guayaquil, 1969). Ha incursionado en todos los géneros literarios y también se ha desempeñado como periodista y crítico de cine. Es autor de 14 libros. Entre sus principales reconocimientos destaca el obtenido en el Concurso de Cuento Breve Jorge Salazar 2010, convocado por la editorial peruana Pilpinta. En 2012 ganó el Aurelio Espinosa Pólit (poesía).